miércoles, 31 de octubre de 2012

Españolizar a Wert

Hay lista de espera para zumbarle a Wert.  Desde el Rey hasta los niños de la ESO, pasando por el congreso de diputados, los 17 consejeros de educación, los rectores en pleno, las dos asociaciones de padres de alumnos, y por supuesto los "abajofirmanes" de toda condición, aquí todo el mundo se apunta al nuevo deporte nacional (o mejor estatal, no vayamos provocando).   Que a Wert le iban a dar hasta en el cielo de la boca se dijo en este blog hace ya meses, antes de que "hay que acabar con Wert"  se convirtiese en trending topic.  Por tanto,  yo no me creo que el problema con Wert tenga nada que ver con la frasecita de "españolizar a los niños catalanes", y si mucho con su pretensión de reformar, a mejor, el sistema educativo español. 

Yo creo que los problemas de mucha gente con Wert se podrían resolver con el mismo método: hay que españolizar a Wert.   Y es que es llamativo lo poco español que es este hombre. Vean: 

  • En primer lugar, el apellido, totalmente no español. ¿A cuántos españoles conocen con un apellido que empieza por W?.  
  • En segundo lugar, un político español nunca usa las palabras España, español, y nunca, nunca, nunca, el verbo españolizar.  Para ello, tenemos las coletillas "estepaís", todo junto, y "el estado", dicho con un leve deje reprobatorio.
  • En tercer lugar un político español no va por la vida sin afiliarse a un partído político ni tiene una carrera profesional fuera de la política. 
  • Un político español no es el mejor de su promoción, y si lo es, lo oculta. Señor Wert, este no es país para chulos. Un político español se saca la carrera sin excesos, o no se la saca y pone el el CV que tiene estudios de Derecho. 
  • Un político español no habla inglés, y menos aún hasta 6 idiomas. Va usted de sobrado.  Aquí cuando Aznar intentó aprender inglés nos choteamos de su acento. Y he visto a gente ofenderse porque Esperanza Aguirre habla inglés.  En cambio, nadie cuchichea nada sobre el inglés de Rajoy y Zapatero, símplemente porque no lo hablan. 

Tanta formación, tanta brillantez, son posíblemente la causa del lapsus de Elena Valenciano que le dijo  ayer en el congreso que posíblemente  sentía usted nostalgia de las aulas de su infancia.  Ciertamente no se puede decir lo mismo de ella, que siendo de una familia pija con posibles,  abandonó la carrera en primero, allá por el año 81, para irse a jugar a "Mayo del 68" en el país y la década equivocada, y aquí la tenemos ahora, echando gasolina sobre el gran incendio que es España (léase este país).


Señor Wert, ahora ya en serio: hacen falta muchos más tipos como usted. Gente con ganas de cambiar las cosas, con arrojo, dispuestos a equivocarse, a decir lo que piensan.  Y gente inteligente. Nos sobran políticos idiotas, políticos que pueden estar dos décadas en el parlamento sin que se sepa quien son y luego se convierten en presidente, y nos falta gente como usted.  Más temprano que tarde, será usted ex-ministro y millones  suspirarán aliviados "por fin Rajoy ha hecho algo bien". 



miércoles, 24 de octubre de 2012

Concurso de tuits.

Como sabe casi todo el mundo que es más joven que yo, los "tuits" son texto de como mucho 140 caracteres que la gente intercambia a través de cierta red social.  Es el mecanísmo favorito de comunicación de futbolistas,  políticos, famosos y adolescentes.  Esto debería hacernos sospechar. Por muy amigo que sea uno de los textos breves, es bastante difícil expresar un análisis más allá de una consigna, una proclama o una ironía en el limitado espacio que permite un "tuit".   Por tanto, como género literario,  digamos que los tuits entran de lleno en el terreno de la literatura ligera, subrayen lo de ligera y perdonen lo de literatura. 

La Unidad de Igualdad de la UA acaba de organizar un concurso de "tuits" con motivo del Día Internacional Contra la Violencia de Género.   Digo yo que, si querían hacer algo acorde con el ámbito académico en el que desempeñan su labor, podían haber organizado un concurso de ensayos, límite 1 folio,  si les da pereza leer.  O si querían descubrir  alguna idea nueva para luchar contra la Violencia de género, organizar un concurso de prototipos de dispositivos electrónicos para alertar de la presencia de maltratadores.   O si diréctamente asumimos el carácter  patético de la condición humana, organizar cursos de  defensa personal,  y si estamos en contra  de la autodefensa, cursos de psicología para identificar prematuramente rasgos patológicos en tu pareja.   Somos una universidad, diántres:  promovamos los ensayos,  el desarrollo de tecnología,  impartamos cursos.. ¿un concurso de tuits?

Pero lo que ocurre con ciertos temas, y la Igualdad y la Violencia de Género, dos temas diferentes que caen de lleno, ambos,  en esta categoría, es que se prestan para que toda clase de indocumentados, oportunistas y caraduras se ganen la vida con la excusa del sufrimiento ajeno.   Reflexionemos un momento:  ¿cuáles son las grandes aportaciones de todo este movimiento?:

¿Avances en el tema?. A tenor de las estadísticas, escasos. Una vez logrado el objetivo loable de concienciar a la sociedad sobre el  problema, el número de asesinatos en el ámbito doméstico es más o menos el mismo cada año.  


¿Tonterías y brindis al sol?.  A raudales.  Primero  los políticos empezaron a  hablan raro, diciendo vascos y vascas. La epidemia se ha extendido  al rector,  y a toda nuestra normativa, que hemos editado enterita para decir presidente y presidenta, candidato y candidata, y así hasta aburrir a cualquiera, y después, a traducir al valenciano, que como nos sobra el tiempo y el dinero, hacemos estas cosas. Tenemos un Día Internacional contra la Violencia de Género, que el síntoma más habitual de los problemas que se enquistan.  

O sea, que muy bien por nuestro Observatorio de la Igualdad que ha captado a las mil maravillas el espíritu del movimiento y propone otra bobada más.   Bobadas, que no falten. 




miércoles, 17 de octubre de 2012

Educación para todos

Hubo una época en la que eramos un país pobre, mucha gente apenas iba unos años a la escuela, aprendían a juntar letras y garabatear su nombre en un papel.  Más allá de eso, la educación estaba reservada para unos pocos, generalmente gente con dinero.  Esos pocos iban a colegios, muy a menudo de curas, y aprendían latín, griego, geografía, lengua, francés, matemáticas, física y química.  Ahora esos pocos tienen 60  años o más, un odio parido a todo aquello, y son la gente que hoy ocupa los puestos de dirección y responsabilidad.  

Nadie defiende  aquel modelo, ni  aquel país pobre, como nadie defiende los dolores de muelas, pero con aquellas mimbres se construyó, para bien y para mal, el país en el que vivimos ahora.  Aquel tiempo remoto,  en el que el saber estaba al alcance de una minoría se  acabó por dos motivos. Por un lado,  en España tenemos un sistema de educación universal y gratuito para todos los niños entre 6 y 16 años.  Por otro lado, la revolución tecnológica ha llevado a prácticamente todos los hogares de España una conexión a internet, a wikipedia, youtube, google, google translate,  con una cantidad de recursos de aprendizaje que nos han desnudado a todos: ahora somos el principal responsable de nuestra ignorancia.  Así que, desde este blog, me sumo con entusiasmo a la consigna de educación para todos: apaguen el facebook y el tweeter y conéctense a wikipedia, o al mit open courseware. 

Si nos dedicáramos todos a combatir tenazmente nuestra ignorancia, quizá sería menor la enorme confusión en torno a la figura del ministro Wert, la reforma, los recortes, y las llamadas a tomar la calle, tomar facultades, colegios de curas, banderas rojas en la mano.  Lógicamente, los profesores estamos  cabreados por dos bajadas consecutivas de sueldo. Lógicamente, los padres estamos cabreados, porque somos víctimas de los recortes que implementan las comunidades autónomas, que se han arruinado y, ahora que ya nadie les presta más dinero, se ven abocadas a ahorrar en educación, despedir profesores,  retrasar pagos de facturas. Y lógicamente, los alumnos se contagian del cabreo de sus padres y profesores.   Lo que no tiene lógica ninguna, salvo la de la política rastrera y bajuna con el inconfundible sello del sectarismo, es que le echemos la culpa de todo a un ministro que lleva 9 meses en el puesto. Y causa sonrojo ver que os más exaltados de la turba le llamen franquista. 

En mitad del follón, el pecado del ministro Wert es que está teniendo la desfachatez de intentar hacer su trabajo. De acuerdo con cualquier indicador objetivo, el sistema educativo español es manifiestamente mejorable.  Si Wert fuera Rajoy no haría absolutamente nada, como es lógico y natural, pero Wert es la clase de ministro que disguta al Rey, si tenemos que creer al grupo PRISA, o que disgusta al grupo PRISA, si tenemos que creer al Rey.  El caso es que Wert está intentando mejorar el sistema educativo, en lugar de dedicarse a lo que se dedican los ministros de Educación que no quieren acabar de patitas en la calle antes de tiempo.  Que le pregunten a Rajoy, que él sabe cómo se hace.