sábado, 23 de junio de 2012

Rescate para la ciencia: rescatemos nuestro futuro

Nuestro sistema financiero está a punto de recibir una ayuda en forma de línea de crédito, avalado por el FROB, es decir, por el estado español,  con un tope de 100 mil millones de euros. Para entendernos, más de dos mil euros por español, y más de 5 mil euros por trabajador.   Parece que casi todo el mundo está de acuerdo en lo siguiente: 
  1. La ayuda será usada por las antíguas Cajas de Ahorros, cuya  gestión   ha sido un desastre, debido a su politización, es decir, a la presencia de gestores y toma de decisiones totalmente condicionados por todos nuestros principales partidos políticos y agentes sociales.  
  2. La magnitud de la ayuda está siendo fijada por consultores externos, lo cuál indica que no hay nadie fiable en el sistema financiero  en España para tasar la magnitud del agujero
Por tanto, nuestra cuota de  sistema  bancario sin ánimo de lucro ha arruinado su patrimonio y su credibilidad hasta tal punto que el reino de España se ha visto abocado a la humillación de tener que pedir dinero a precio de amigo. Se entiende que el rescate bancario vendrá acompañado de una vigilancia de las instituciones afectadas, el posible cambio de sus gestores, el cierre de oficinas, el despido de empleados, la venta de activos. Lógico: si no funciona, lo cambias.  Se entiende también que nuestro gobierno, y los gobiernos europeos, juzgan que no podemos dejar caer a Bankia, Caixa Catalunya, Caixa Nova, porque ello pondría en riesgo la estabilidad de España y de la zona euro.   Por lo visto, pudo caer Lehman Brothers pero no puede caer Caja Madrid. Ellos sabrán, yo ciertamente no. 

Quiero aprovechar la coyuntura para recordar que España tiene otro sistema, fundamentalmente público,  sin ánimo de lucro,  y que en los países a los que aspiramos imitar, es tan estratégico como el sector financiero.  En España es  un sistema pequeñito, su presupuesto no llega al 2% del PIB.  Se trata del sistema de I+D, o sea, Investigación y Desarrollo.  El sistema se dedica a investigar en  curar el cancer, incluido el que puedan parecer nuestros políticos, la búsqueda de energías alternativas, incluidas  las que calentarán las casas de nuestros directores de Cajas de Ahorros,   la búsqueda de materiales que puedan servirnos para seguir mejorando los ordenadores, includos los que usarán nuestros supervisores del Banco de España, y a otro montón de problemas que igual no sirvan para nada, pero si llegan a ser útiles,  Hacienda cobrará por ello. 

Nuestro sistema de I+D no es óptimo, es más, es bastante mediocre.  No hemos inventado el Google, no hemos inventado el Facebook, no hemos inventado el Viagra, no hemos descrifrado el genoma humano.  No nos dan premios Nóbel, ni medallas Fields.  Le das una patada a un bote en  una Universidad, y te salen 4 fantoches con el título de Doctor, plaza de profesor, y una pancarta pidiendo más dinero.   Nuestras Universidades son una castaña, ninguna en el top 200.   Pero oiga,  el sistema de I+D no ha generado un agujero de tamaño literalmente incalculable, que puede que sea de 23 mil millones, de 40 mil, o de 100 mil.   En los ratos libres, formamos a los millones de licenciados y decenas de miles de doctores que hay en este país, porque debido al raquítico tamaño del CSIC, el grueso de nuestro I+D público está en las merecidamente denostadas Universidades Españolas.  

Por esto, a mi me gustaría pedirle a la secretaria de Estado de  Investigación, Desarrollo e Innovación,  Carmen Vela,  que suba a ver al Sr de Guindos, su jefe, y le pida que negocie ahora  un rescate para el sistema científico español.   El rescate podría ser en los mismos términos que el rescate al sistema financiero, a saber: 

1. Se pide una auditoría (evaluación) externa, para determinar quien hace bien su trabajo,  y quien mal, qué líneas de investigación deben sobrevivir,  y cuáles tienen que cerrar, que políticas de recursos humanos funcionan, y cuáles no.  Sírvanse de cambiar la legislación que sea necesario, manden a su casa a los gestores que estimen conveniente. Hasta podrían hacer  una comisión de investigación en el Parlamento e interrogar allí a cuanto rector, vicerrector, decano,  y director de Instituo del CSIC les parezca bien. 

2. Le pedimos dinero, a precio de amigo, a la Unión Europea, para financiar nuestro nuevo sistema de I+D.  Yo creo que, teniendo en cuenta que el presupuesto íntegro del CSIC ascendía en 2010 a 700 millones de euros, o menos de una centésima  parte del rescante bancario,  yo creo que igual nos bastaba un 1 por ciento de dicho rescate para darle un buen impulso al I+D. 

Al sistema de I+D evaluado,  reformado, depurado y  rescatado cabría pedirle, en un plazo razonable,  un retorno a la sociedad, no únicamente en forma de licenciados y doctores, sino en forma de tangibles. Y sobre todo, si tenemos un sistema de I+D que funciona, podremos soñar con tener un futuro mejor que el que nos espera de seguir por la senda marcada por  nuestros políticos, los unos y los otros. 


viernes, 22 de junio de 2012

No va con ellos

Hay noticias que,  a pesar de su trascendencia, nunca llegan a nuestro conocimiento, por el sencillo motivo de que no llegan a producirse.

Transcurridas dos semanas desde la publicación en Nature de la  carta   de la Secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación,  Doña Carmen Vela, diciendo que van a reducir el número de contratos de los programas Ramón y Cajal y Juan de la Cierva, cuyos principales receptores son las Universidades españolas,  aquí solo se han quejado los de la Federación de Jóvenes Investigadores (aka precarios), y luego cada uno es la cafetería de la Facultad o en su blog, que viene a ser lo mismo.  


Aquí la noticia trascendente, pero que podría estar pasando desapercibida, es que  ninguno de los sindicatos,  ni por separado ni juntitos en su PUDUPA,  ni la CRUE, esa máquina de emitir comunicados contra el gobierno, sobre todo si es del PP,  han abierto su boquita para quejarse de esto.  El contraste con la reacción anti-Wert,  está siendo espectacular.  Está claro que esto del programa Ramón y Cajal no va con los sindicatos ni con la CRUE.  

Que conste que, como comenté en otra entrada,  me parece coherente. La creación de un programa de incorporación de investigadores cuyo sistema de selección era externo a la máquina de chanchullos de los departamentos universitarios, tutelada por sindicatos y permitida por los equipos rectorales,  nunca fue bien vista por el stablishment.  Demasiada meritocracia, demasiada independencia.  Pero esto no quita que, aunque fuera por disimular,  el status-quo de nuestras universidades podría decir que ellos si quieren que haya más científicos en sus Universidades ¿no?.


domingo, 10 de junio de 2012

¿Demasiados científicos?


No deja de ser una gran ironía que en la misma semana en la que el Sr. de Guindos  luchaba para lograr recursos para rescatar  nuestro sistema financiero,  en su mismo ministerio  la Secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación,  Doña Carmen Vela,  sostenía  en  la revista Nature que en España tenemos demasiados científicos.  Lean:   "We need to change the number of researchers by maintaining and improving the quality of the contracts while reducing the quantity. We would have needed to do this anyway: the Spanish R&D system is not large enough to justify paying as many researchers as it currently does."

Si, ésta es la misma Carmen Vela  que hace apenas 4 años  defendía la alegria,  y que en la campaña de Noviembre de 2011,  defendía vehementemente el papel de los científicos en el bienestar de la sociedad y mostraba por tanto su confianza en Rubalacaba, como pueden comprobar en este vídeo.


Se entendería que la secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación dijese en su carta a Nature que en España hay demasiados políticos, ya que parece que hay más de 400 mil, muchos más que en Alemania, país con mayor población. Se entendería que dijera que hay demasiados  aeropuertos (todos deficitarios menos 8), o  demasiados km de autovía, o demasiados  kilómetros de AVE. Resulta que de todo eso tenemos más que Alemania.  Se entendería que dijera que tenemos demasiadas televisiones públicas, todas deficitarias. Se entendería que dijera que en España hay demasiados jóvenes que se drogan, ya que estamos a la cabeza mundial de consumo de cannabis entre menores, o demasiados jóvenes que abusan del alcohol.  

Se entendería que dijera que en España tenemos demasiados parados, estadística en la que somos el número uno de la OCDE.  O que dijera que hay demasiadas sucursales bancarias, a la vista está que van a tener que cerrar unas cuantas. Se entendería que dijera que hay demasiado fraude fiscal, porque es verdad que hay demasiado fraude fiscal. Se entendería que dijera que hay demasiada corrupción en la política, demasiado político que promete una cosa y hace la contraria,  demasiada gente que parece estar dispuesta a hacer lo que sea por tener una posición de poder. Se entendería que dijera que 17 comunidades autónomas, 52 diputaciones, 10 mil ayuntamientos y cuatrocientos mil políticos, este número quiero repetirlo,  son demasiados. 

Se entendería que dijera que en España hay demasiados astrólogos, demasiadas brujas, demasiados curanderos y demasiado charlatán.  Se entendería que dijera que hay demasiados Romeros en el Rocio, demasiada demostración de irracionalidad en  Semana Santa.   Se entendería que dijera que no hacen falta traductores en el Senado, ni 17 oficinas del Defensor del Pueblo, ya que pueblo no hay más que uno.   Se entendería que dijera que en España hay demasiados coches oficiales, entre 20 mil y 40 mil según las fuentes, muchos más que en Estados Unidos.


Lo que me resulta inverosímil  y absolutamente inaceptable es que, ostentando el cargo de Secretaria de Estado de Investigación, nada menos, escriba en Nature que tenemos que reducir el número de científicos porque el sistema de investigación no es suficientemente grande para darle trabajo a todos, en lugar de concluir que habría que aumentar el sistema de investigación para sacarle partido a la enorme inversión realizada para  tener tantos científicos.  Entre otras cosas porque, a no ser que tengan pensado que nos muramos prematuramente,  el mecanismo más rápido, y el más idiota, para "reducir" el número de  científicos, es enviarlos con un lacito y una nota de saludo a trabajar a Alemania, donde andan como locos buscando 80 mil ingenieros. 

Vale que, debido al despilfarro colectivo, público y privado, los bancos alemanes estén haciendo un gran negocio prestándonos dinero con la prima de riesgo por las nubes. Pero lo que tiene realmente bemoles es que seamos tan incompetentes como para regalarles los doctores "de más", según las sorprendentes cuentas de la señora Vela, y encima "dejemos caer" parte de nuestro sistema científico, condenándonos a seguir siendo un país de camareros, y aparca-coches, mientras no "dejamos caer" a las Cajas en cuyos consejos de administración llevan abrevando dos décadas los políticos de todos los partidos, con unos resultados que están a la vista de todos.  

Espero que nuestros políticos no sean tan ingenuos para confundir a nuestros acreedores con nuestros amigos.  Espero que se den cuenta de que, si "Europa" nos presta 100 mil millones de euros para el "sistema financiero", quizá sea porque ellos son su principal acreedor. Espero que se den cuenta de que si no apostamos realmente por un sistema de I+D potente, en calidad, que nos falta a raudales, pero también en cantidad,  seguiremos importando tecnología alemana y ellos seguirán viniendo aquí a tomar el sol y  a hacer negocio prestándonos el dinero que consiguen vendiendonos su tecnología.  




sábado, 9 de junio de 2012

Grandes mentiras de la historia moderna: la Autonomía Universitaria

Desde que puse  por primera vez un pie en la Universidad, allá por el año 88,  siempre me ha llamado la atención la forma en la  que los rectores han salido a defender sus intereses, confundiendolos siempre con los de la Universidad,  invocando el principio de "Autonomía-Universitaria-amparado-en-la-Constitución", de una forma que me evocaba a Don Quijote jurando por el amor de Dulcinea. Y tan cierto es que en el libro de Cervantes había una moza en El Toboso que hacía delirar a Don Quijote, como que en la Constitución vigente en España,   se dice en el punto 10 de su artículo 27: 

"27.10 Se reconoce la autonomía de las Universidades en los términos que la Ley establezca."

Pero no es menos cierto, que en el mismo artículo, dos puntos más arriba dice muy clarito:

"27.8 Los poderes públicos inspeccionarán y homologarán el sistema educativo para garantizar el cumplimiento de las Leyes"


Y del 27.8  los rectores nunca se acuerdan, igual que Don Quijote nunca se acordaba de que Dulcinea realmente no se llamaba así.    Pero es lo que tiene la locura, real o fingida.   Porque es de locos pretender tener autonomía, en el sentido de su primera acepción de la RAE: "Potestad que dentro de un Estado tienen municipios, provincias, regiones u otras entidades, para regirse mediante normas y órganos de gobierno propios" cuando se carece por completo de autonomía en el sentido de la segunda acepción: "Condición de quien, para ciertas cosas, no depende de nadie". Y es que,  si en lugar de "ciertas cosas"  escribimos "financiarse",  concluimos que nuestras universidades carecen por completo de autonomía, y lo que es peor: de voluntad de tener autonomía, es decir, de buscar vías propias de financiación.  Por  que la única autonomía real, diga lo que diga la Constitución, es la que te da no tener que pedir dinero hasta para respirar. 

Así, nuestras autoridades Universitarias llevan unas décadas comportandose como esos adolescentes mal criados que ponen un cartel de prohibido pasar en la puerta de la habitación de la casa de sus padres. Eso si, la comida, la ropa, la habitación, y hasta el papel y el boli para hacer el cartel, lo pagan papá y mamá.   

Pero  no son la absoluta dependencia financiera y el nulo afán por escapar de ella,  las únicas falacias del cuento de la Autonomía Universitaria.   Trás 30 años de universidades presuntamente autónomas, ¿cómo puede ser que tengamos 50 universidades públicas  indistinguibles y perféctamente  intercambiables?.   ¿Cómo puede ser que, de repente, todas las Universidades públicas españolas abran "Unidades de Igualdad"?  ¿Ninguna usó su autonomía para concentrar esfuerzos en aspectos más urgentes, y de paso ahorrarse un dinerillo?.   Lo mismo cabe decir de las Oficinas, o incluso Vicerrectorados de "Calidad". Bullshit y más bullshit.  ¿Por qué  a ninguna de las 50 universidades se le ha pasado por la cabeza usar su autonomía para NO ofertar la carrera de derecho?.    Y es que nuestras Universidades quieren ser autónomas cuando se trata de proteger los intereses corporativos de sus empleados, pero si se trata de diseñar  e implementar políticas estratégicas, ahí prefieren coordinarse, todos "apudupados",   en la CRUE,  que en su web nos informa  que  "La CRUE pone en primer plano la fuerza del trabajo conjunto y de la unión". 

O sea, que la autonomía de las Universidades  no les vale ni para ser autónomos  financieramente, ni autónomos en sus políticas, estrategias e incluso estructuras orgánicas. Entonces, ¿a qué diablos se refieren cuando hablan de autonomía?.   



jueves, 7 de junio de 2012

Medidas de ahorro y captación de fondos


Busco en The Economist, Financial Times,  El Confidencial,  El País, El Mundo,  y no encuentro nada sobre un posible encuentro entre Rajoy y nuestros rectores para negociar sobre las condiciones de trabajo de los profesores sin sexenios.  No.  De lo que hablan todos los medios es de rescate, de intervención, o de un milagro.  En España la crisis ha explotado como una bomba que ha arrasado 3 millones de puestos de trabajo, y se ha llevado las Cajas por delante.  A la  Universidad la bomba le ha caido relativamente lejos. Es verdad que nos han bajado el sueldo, se nos han llenado las áulas con los chavales que irían, o estaban, en el mercado laboral, justo cuando empezabamos a implementar nuestro particular tiro en el pié, el "plan Bolonia", usando la nomeclatura oficiosa que delata cierta indigencia intelectual. Pero ni se han fusionado Universidades, como si ha ocurrido con las Cajas, ni se ha echado a mucha gente a la calle, de momento,  ni se han triplicado las tasas de los estudiantes, como si han hecho en Inglaterra, ni hay planes de privatización a la vista, como ocurre con Loterías del Estado y Aeropuertos.  

Pero, aunque el presidente diga que no estamos al borde de un precipicio,  tiene todita la pinta de que vienen tiempos auténticamente difíciles para la Universidad. Como poco.  El razonamiento da casi vergüenza tener que repetirlo: las administraciones responsables de financiar a la Universidad, comunidades autónomas y administración central, están al borde del colapso y ambas están siendo supervisadas y casi obligadas a reducir gastos.  El ministro Wert ya  nos ha puesto en el punto de mira.  Aquí muchos creen que se trata de otro episodio más de las batallitas de cartón entre la universidad y los gobiernos del PP, y que si gritamos un poco más fuerte y sacamos más gente a la calle,  nos libraremos de la crisis sin introducir reformas estructurales.   Yo creo que están equivocados. El tiempo dirá.

Si dependiera de mi, yo empezaría a introducir medidas de ahorro y de captación de fondos, antes de que vengan a obligarnos.  Aquí van unas cuantas, fáciles de implementar, y que además de buscar el ahorro y captar fondos,  buscan racionalizar, que es incluso más importante:
  1. Ahorremos en teléfono. Para ello el primer paso sería hacer público cuánto gasta cada línea de teléfono,  y cúanto se gasta la Universidad en total.  Circula un rumor, que yo me niego a creer, que cifra nuestra factura telefónica anual en 27 millones de euros, es decir el 13% del presupuesto total, y mucho más si descontamos el capítulo de nóminas. El nuevo rector ha prometido transparencia: ¿podemos saber cuánto gastamos en teléfono?.  Y por supuesto, para gastar menos en teléfono, sin dejar de hablar, podemos usar masivamente skype y otras soluciones de voz sobre IP, que son gratis.
  2. Cobremos por el parking.  Aunque sólo fuera por las mañanas, y una cantidad simbólica (1€ por plaza para estudiantes, profesores y PAS, de 8 a 15h).  A los "ocupas", les cobraríamos precio de mercado.   Por supuesto,  el pago y supervisión se harían mediante un sistema parecido al de la zona azul en las ciudades, para evitar retenciones a la entrada y salida.  Y la supervisión del pago la podrían hacer los bedeles, con lo que por fin encontraríamos un quehacer para esta pobre gente, condenada al aburrimiento 37 horas a la semana.  Además de suponer unos ingresos para la Universidad,  se descongestionarían nuestros aparcamientos, con el consiguiente ahorro de tiempo y aumento de la calidad de vida de todos.
  3. Aumentemos los ingresos por investigación. De acuerdo con otro estudio del Observatorio INUE , la Universidad de Alicante figura en el puesto 33, de 48, en el ranking de "Número de proyectos obtenidos en convocatorias del Plan Nacional por 100 profesores", con 3.90 proyectos por cada 100, 3 veces menos que la primera.  Si duplicamos este número, consiguendo así ponernos al mismo nivel que nuestros vecinos de la UMH,  duplicaríamos esta partida de ingresos, que ronda los 10 millones anuales.  ¿Cómo lograrlo?. Sigan leyendo.
  4. Suprimamos ayudas a investigación  y a viajes a quienes no hayan pedido proyecto de investigación.  Está claro que para que te den proyectos hay que pedirlos, con lo que deberíamos cortar cualquier alternativa de financiación a los grupos que ni siquiera lo intentan. El VR de investigación y el de Relaciones Internacionales tienen programas de ayuda a grupos de investigación, y de pago de viajes a congresos.  Los grupos de investigación y los viajes deben ser financiados mediante proyectos obtenidos por convocatorias competitivas de la Generalitat, el Ministerio y la Unión Europea.
      
  5. Fomentemos las donaciones por parte de antíguos alumnos.  Si, yo también me estoy riendo mientras escribo esto, pero si lo hacen en Harvard, ¿por qué no nosotros?.  Algún antiguo alumno habrá por ahí que pudiera querer hacer un donativo a su querida universidad.  Entre nuestros alumnos hay algún diputado, alguna ex-ministra,  y supongo que a muchos otros les habrá ido muy bien.
Ahí queda eso. Si el gerente se ha atrevido a sugerir que ahorremos en sobres de correo interno, no veo por qué no debíamos ahorrar de verdad y ponernos serios una vez.  Alguien tenía que decirlo.