De acuerdo con un el "Informe Internacional sobre Cultura Científica" que ha realizado la Fundación BBVA, el 46% de los españoles encuestados no es capaz de decir el nombre de ni uno solo científico. Newton, Galileo, Einstein, Edison, Curie. Nada. No han visto la película de Nash, no saben que Ramón y Cajal y Severo Ochoa son algo más que el nombre de dos hospitales. No recuerdan el nombre del pobre físico de la silla de ruedas. Nunca se han preguntado quien inventó nada, ni el hecho de que todos los cacharros eléctricos de su casa funcionen con voltios, amperios y wattios les da alguna pista sobre el asunto.
Es de suponer que la mayoría de ese 46 por ciento ha tenido al menos unos años de escolarización. Alguien podría sorprenderse al pensar que tras unos años sentado en el aula, años en los que el cerebro es una esponja, nuestro maravilloso sistema educativo no es capaz de inculcar una mínima cultura científica. No es mi caso.
En el lado opuesto, estoy rodeado de gente que adquirió habilidades extraordinarias sin tomar nunca un curso. ¿O es que hay cursos para teclear SMS a la velocidad del rayo?. Por tanto, estar sentado en un aula, mientras un profesor da una clase, en un curso, no es condición ni necesaria ni suficiente para aprender.
Esta mirada crítica sobre el valor de los cursos no me llevará tan lejos como para proponer que liquidemos una de las dos misiones básicas de la Universidad. Pero si para plantear serias dudas sobre el entusiasmo organizador de cursos para profesores de Universidad organizados por el ICE, el inefable Instituto de Ciencias de la Educación. Vaya por delante que, desde mi ignorancia, tendré que suponer que la mayoría de los cursos del ICE serán muy interesantes. Pero hay algunos que, amén de salirse del ámbito de las Ciencias de la Educación y entrar de lleno en el de la investigación, causan cierto sonrojo. Pasen y vean:
* El poster como forma de comunicación en congresos. Curso de 25 horas (no minutos).
* Taller de Publicación de los resultados científicos Partes 1 y 2. Cursos de 20 horas, dirigidos a "Personal Docente e Investigador de la Universidad de Alicante·", (link) en los que se explica lo que es el título de un artículo, el autor, la filiación, el abstract, y así hasta llenar 20 horas cada una de las dos partes.
* Como preparar comunicaciones orales a congresos. Bajo un título razonable, se esconde un temario espectacular: "Razones para ir a un congreso", "Elección del congreso y cuestiones administrativas".
¿Es necesario que profesores de nuestra Universidad se sienten en una aula a que les expliquen el cortar y pegar, la diferencia entre una revista buena y una mala, lo que es un abstract, las razones para ir un congreso ?. Estas habilidades, junto con otras apenas más simples como encontrar uno solo el baño del departamento, las aprenden los estudiantes de doctorado ellos solitos o charlando 10 minutos con su director de tesis.
Pero no caeremos en la ingenuidad de pensar que este despropósito es el fruto exclusivo de una inenarrable falta de talento. No. Aquí todos sacan tajada. Los profesores del curso, amen de sacar unas perras, añaden una línea en el currículum. Los alumnos-profesor-de-universidad añaden otra línea. El anfitrión del timo de los cursos, el ICE, puede añadir en su flamante memoria de actividades unas cuantas líneas más. La pregunta es ¿ qué tipo profesores y de ICE son éstos que quieren añadir esas líneas? The answer my friend, is blowing in the wind.
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