lunes, 28 de mayo de 2012

Los más tontos del Titanic

Estabamos en una situación extrema y ahora sabemos que, además, hay que sacar de algún sitio 23 mil millones de euros para salvar a Bankia.   Podemos distraernos con el debate sobre la justicia, idoneidad y conveniencia de rescatar a cajas y bancos y regatearle recursos a la Universidad, pero no deberíamos eludir el hecho de que el FMI, o el Banco Central Europeo, o quien sea que tenga dinero,  quizá nos lo dejen para salvar el sistema bancario,  previamente relevados sus directores,  pero no nos lo van a dar para seguir farreandonos el dinero con los profesores sin sexenios campando por sus respetos. 

Seguro que algún pasajero del Titanic vió a la orquesta seguir tocando y pensó que aquello iba a tener un final feliz.   Nuestro Titanic particular es un modelo de universidad que se hunde irremediablemente y no va a volver. Un modelo en el  que llega el dinero público sin tener que dar muchas explicaciones. Un modelo de endogamia, escaqueo, demagogía y que inventen ellos.   Uno lee los mails de los sindicatos y  piensa en los más tontos del Titanic, pobre gente, que pensaron que si la orquesta tocaba, nada podía pasar.  No me ensañaría con los sindicatos de no ser por que, al contrario de lo que pasa en el mundo real, en la Universidad su opinión condiciona la agenda de los rectores.  Por ejemplo: los sindicatos han pedido insumisión al decreto, y los rectores le han dado plantón al ministro. Todo es un teatrillo, una farsa, como la huelga, pero mientras perdemos el tiempo en payasadas tenemos la casa sin barrer. 

Da la sensación que algunos piensan que volverán los buenos y viejos tiempos, en los que ibas a ver al  Vicerrector de ordenación académica y si no se lo pedías tu, te preguntaba él "cómo te vas a ir de aquí sin una plaza", vamos que te invitaban a plazas como quien invita a cañas.  Uno se pregunta qué más tiene que pasar para que los que siguen con el mismo discurso de pedir más dinero para lo nuestro se den cuenta de una puñetera vez de que estamos arruinados.    

Afortunadamente, el modelo se hundirá como se están hundiendo tantas cosas que creíamos eternas, pero los individuos nos quedaremos aquí hasta que llegue nuestra hora. Si en lugar de organizar huelgas, plantones, ocupaciones y toda la parafernalia reivindicativa, nos pusieramos a organizar el nuevo modelo, a buscar formas de convertir nuestro conocimiento en dinero,  quizá pudieramos ser un poco más dueños de nuestro futuro, y por tanto, un poco más libres. 


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